Crítica: El cuaderno de paula

Las mejores cosas de la vida vienen por si solas. Y es que ni en sus mejores sueños se imaginaba Paula, que algo tan insignificante como dejarse olvidado su cuaderno iba a cambiarle la vida tan positivamente.

Iñigo es perfecto. Guapo, simpático, atento, romántico, buen amante, en fin que más se puede pedir. Es el hombre que toda mujer desea, el príncipe con el que soñamos todas cuando somos unas niñas, pero que por desgracia ha caído en manos de Paula.

Paula es increíble, guapa, simpática, trabajadora. Ahora mismo se dedica en cuerpo y alma a su trabajo como diseñadora de interiores. Una protagonista que se abre con el lector y expone todo sus miedos e inseguridades, y es que desde que su ex la abandono tiene pánico a entregarse en cuerpo y alma a ningún hombre. Así que como os podéis imaginar el papel de Iñigo, es bastante complicado.

La autora nos sorprende con una gran dosis de erotismo, la pareja se complementa a la perfección y así nos lo hacen ver en cada una de las escenas. Aunque sus reconciliaciones tampoco tienen desperdicio, son dos personas con un carácter sumamente fuerte que consiguen chocar, en alguna que otra ocasión. Una historia de amor preciosa, que comienza de la manera más extraña posible para convertirse en una relación de película.

Quiero destacar sobre todo el papel de los personajes secundarios, que han ayudado en cierta manera a encontrar la felicidad a Paula e Iñigo. Vera y Nero, son dos personajes maravillosos, que sin darse cuenta consiguen sacarte una sonrisa. Sin ellos, la lectura hubiera sido mucho más floja, y la relación entre ambos protagonistas, incluso más complicada.

Divertida, sensual, erótica. Una novela donde la cercanía hace que tu misma seas la protagonista de la historia, y que experimentes en primera persona los sentimientos encontrados. En definitiva una historia perfecta, recomendable cien por cien.